TÍTULO: DORITA
¡Ay, la vida!. Caras y caretas. Verdad y
mentira. Sonrisa y llanto…Cuantas veces pasamos por emociones distintas y
cuantas veces ocultamos lo que verdaderamente sentimos, para mantener ese
supuesto equilibrio o esa falsa felicidad en nuestras vidas
Dorita, era una picarona niña de ocho años,
muy bonita. Le gustaba traerme cartitas, diciéndome cuanto me quería, siempre
buscaba llamar la atención, con travesuras inocentes Su padre había intentado
regalármela varias veces, trayéndola a la escuela preparada, con un bolsito con
sus pocas ropas.
---“Se la doy directora, yo no puedo
mantenerla”---. ---¡Nooo cómo se le ocurre, por favor!—
Después de ese cruce de palabras
inesperadas, el hombre se retiraba cabizbajo y sin saludar, la pequeña corría a
refugiarse en mis brazos apoyando su rostro en mi regazo, como buscando alivio,
protección.
Una tarde ,como tantas otras, recorrí las
aulas repartiendo guardapolvos .Las familias que enviaban los niños a esa
escuela eran muy pobres, carecían de todo para vivir sanamente, los hogares muy
precarios, no contaban con elementos imprescindibles, como agua y en algunos
casos ni electricidad .Comencé por primer grado, al llegar a segundo pregunté---¿Quién no recibió guardapolvo aún? –Se
escuchó la voz de Dorita diciendo:--“¡A mí, señorita!, ¡A mí no me dio!”----¡Ay
Dorita ya va el tercer guardapolvo que te doy este año!--
“--¡-Bueno, dire, a mí me los comen las ratas!”—La espontaneidad de
Dorita produjo un estallido de risas en el aula, que cesó con mi llamado de
atención .¡ Caramba! Cuantas veces les debo decir que no deben burlarse de los
compañeros. Entregué los guardapolvos y me retiré del salón
Al finalizar el turno, vino la mamá de Dorita a buscarla. Hablé unos
minutos con ella y en forma lo más amable posible, le sugerí que tratara en lo
posible de mejorar la higiene personal de Dorita, pues sus compañeritos la
hacían a un lado en los juegos. La señora , dijo entonces:---“Mire dire, si
usted quiere que Dorita venga más limpia , me va a tener que comprar jabón o
darme plata para comprar-“—Entonces y como de costumbre colaboré con lo que la
señora me pedía.
Ese
año Dorita aprobó su segundo grado, era una niña muy inteligente en todas las
áreas del aprendizaje. Su situación familiar, en lugar de mejorar, fue
empeorando a medida que Dorita crecía
Un padre alcohólico, y violento, una madre analfabeta y muy pobre
culturalmente hablando ´,hacían de la vida de Dorita un verdadero infierno.
Tanto para la niña, como para Ariel su hermano tres años mayor que ella, la
escuela era el mejor refugio. Venían contentos al comedor todos los días y
luego se quedaban en el grado. Todo el equipo docente sentía un afecto
especial, por Dorita y Ariel. El turno se llenaba de una dinámica diferente con
la presencia de Dorita, era muy picarona y extrovertida, sus travesuras nos
hacían renegar pero a la vez, nos divertían. Todo tenían un clima especial.
Una tarde, la maestra de Dorita, me cuenta que la niña tenía marcas en
sus piernas y en la cara y que podían haber sido hechas por el padre. Enseguida
la llamé y conversé a solas con ella.-- ¿Dime, que pasó, quién te hizo eso?.
Cuéntame , te ayudaré--. Sus grandes y expresivos ojos miraban para otro lado,
no podían mirarme directamente. Después de un silencio casi bullicioso, la
niña, en un tono muy bajo, dijo:-“-Me caí del árbol dire”—
Esa tarde envíe una citación, tenía que hablar con los padres, también
puse a trabajar al equipo orientador en el caso. Los padres no asistieron ,
pero lo peor que Dorita tampoco vino a la escuela. Al día siguiente la
asistente social visitó el hogar de la niña. Golpeó varias veces las manos pero
nadie salió, al regresar a la escuela me informó los detalles de la visita.” La
casa queda cerca, dos o tres cuadras, es una “tapera”, apenas golpeé las manos
salieron cinco perros feroces, pensé que me atacarían, de no ser por el
alambrado. Sin ningún resultado positivo opté por regresar--.” Le soy sincera,
no me sentí cómoda en esta visita, no veía el momento volver”--
Pasaron los días y Dorita no se
presentó a clase. No podía mandar nuevamente a la asistente social, así que
decidí ir personalmente. Estaba acostumbrada a recorrer el barrio, conocía a
los vecinos y ellos me conocían y me apreciaban. Registré mi salida y me dirigí
al domicilio de Dorita, en el camino me saludaban los chicos del otro
turno:”…Chau dire..”
Llegué enseguida, golpeé con todas mis fuerzas, los primeros en salir
fueron los perros hambrientos y al rato la mamá:--“Buenas maestra, Dorita no
fue estos días porque estuvo muy resfriada”—
--“ Bueno, nos preocupamos, porque la
última vez vino muy golpeada”—-
--“ Es que esa piba no se queda quieta, es
terrible---“-
Al día siguiente, tal cual prometió la madre, Dorita vino a la escuela.
El equipo orientador aprovechó para trabajar con ella. Mediante juegos y
dibujos lograron descubrir el verdadero drama, Dorita era abusada y golpeada
por su padre.
Después de varias entrevistas con la madre y gestiones en el juzgado de
menores, llegó el momento de derivarla a un hogar. Esto no fue fácil, es más,
fue imposible, ya que la niña no quería dejar a sus padres. Así pasaron los
años. Un día, directamente lo denuncié con el comisario.—“Mire oficial, esta es
una historia que se repite, este hombre castiga brutalmente a su hija, hemos
agotado todos los recursos y el maltrato no cesa, la madre de la niña miente
protegiendo a ese salvaje. La niña está atemorizada y amenazada, le pido que aunque sea lleve al padre de
Dorita a la comisaría y le pegue un buen susto”—
El
padre estuvo un día detenido y se calmó, por un tiempo muy corto. Era un hombre
violento, como el mismo se decía. Una tarde a la salida de la escuela, ahí
estaba, esperando a sus hijos, aparentemente sobrio, entonces aproveché para
dirigirle unas palabras :---“Buenas tardes Don Gomez, ¿ cómo anda?, dígame una
cosa, ¿cuándo va a dejar de pegarle a sus hijos?—¡Sí sí, así como lo escuchan,
así me salió del alma!—La respuesta, fue contundente, sin titubeos:---Usted ya
sabe directora, yo soy un hombre violento—
Para ese entonces, ya venía a la escuela,
Catalina, seis años menor que Dorita y Edi, el hermano menor
Para Edi, necesitaría un capítulo aparte, por
su forma de vivir, en parte por como fue educado o tal vez por alguna
deficiencia , debida a los golpes que recibió desde que estaba en la panza
Cuando
empezó a venir a la escuela, su comportamiento nos asombraba día a día, no
podíamos hacerle entender que no debía comer del cesto de basura, pero se
entretenía comiendo restos de golosinas que los otros niños tiraban. Además, se
arrastraba por el suelo como un perrito, costaba mucho que estuviera sentado
como los otros chicos. Sus manos percudidas, como las de una persona mayor
obrera de la construcción o del campo, no podían escribir en el cuaderno sin
hacer manchones de grasa o vaya a saber que sustancias extrañas.
La
maestra debía lavarle la cara y las manos para poder realizar un mínimo avance
en su educación. Edi, después de esa higiene se sentía mejor. Sus cabellos
rubios, jamás peinados y sucios, no tenían arreglo. De todas formas, al pasar
el tiempo, fui viendo algunos intentos de parecerse a un ser humano. Así, entre
las burlas de sus compañeros, que Edi parecía no registrar en lo más mínimo, el
muchachito fue creciendo
Su
rendimiento escolar era imposible de evaluar, debido a su pésima conducta.
Peleaba todo el tiempo a golpes, era su forma de comunicarse. Lo peor comenzó
cuando los más grandes, empezaron a darle alcohol para divertirse con el
comportamiento de Edi
Los
padres no se ocupaban de él, y por más trabajo que hizo el equipo orientador
fue imposible escolarizar a Edi, criado como un perrito más, de los que
habitaban ese hogar.
Llegó
a cuarto grado, pudo aprender a leer, escribir y nada más. Luego, ya a sus
quince años, entregado al alcohol y las drogas, comenzó a delinquir. Unos años
más tarde, me enteré de su fallecimiento. Lo asesinaron, no pude averiguar
como. Así, efímera fue la vida de Edi, el hermano menor de Dorita.
Al
poco tiempo murió Ariel, el hermano más grande, lo conocí poco. Fue un niño muy
callado de perfil bajo, jamás trajo problemas de conducta, terminó la primaria
sin inconvenientes y no supe como siguió su corta vida
Siempre
pensé que Dorita era lo más rescatable de esa familia. Muy consciente de lo que pasaba, no sabía como pedir ayuda.
Creo que amaba a sus hermanos y a su madre a pesar de todo. Seguramente al
llamar la atención con sus travesuras buscaba auxilio.Terminó sus primaria y
dejé de verla por un tiempo
Una
tarde mientras despedía a los alumnos, la encuentro en la vereda de la escuela,
se acercó a darme un caluroso saludo. En su abrazo pude sentir amor,
agradecimiento, pero también angustia y desesperación,---¿Puedo hablarle dire?---
Sí, por supuesto, contesté presintiendo el tema de la charla. Por primera vez
en tantos años, la noté cansada y con firmes deseos de hacer algo, para cambiar
por lo menos en parte, el infierno que la rodeaba desde que nació.
Pudo
contar sinceramente su padecimiento. Un padre que la violó desde pequeña, le
pegó cadenazos y cintazos cuando trataba de escapar, mientras su madre se hacía
la que no veía ni oía. Una vida signada por el horror y el sufrimiento, y lo
peor por el ocultamiento ante los demás por miedo a que la maten
Dorita,
agradezco a Dios que te hayas decidido a contarme todo y pedir ayuda. Lo primero que tienes que hacer
es denunciarlo, valor Dorita, estoy para ayudarte. Cuéntame cómo
te decidiste.
-- Estoy
en pareja con un muchacho muy bueno, que me comprende, por eso me decidí. Tengo
secuelas de todo lo que soporté, me es muy difícil la vida en pareja y tuve que
contarle para que entienda—Necesito saber si puedo contar con usted por si me
piden un testigo—
--Por
supuesto, eres como una hija para mí--, así terminó esa conversación, pero nos
seguimos viendo, ya que Dorita vivía en el barrio, así que o yo iba a verla o ella
venía a casa
Y
llegó el día del juicio y por consiguiente la citación , para que compareciera
como testigo en la causa que valientemente Dorita, le había iniciado a su padre
por violación, castigos y privación de la libertad. Ahí estuve, tal cual se lo
había prometido, fue una jornada para recordar entre las más tristes y
estresantes en la vida de una persona. Si bien, no fue la primera vez que salí
de testigo en alguna causa , ésta me tocaba profundamente mis emociones, por
haber vivido la historia de Dorita paso a paso, haber visto sus sufrimientos
con impotencia ,sin poder hacer nada que terminara con su calvario
Ahí, en
uno de los pasillos del juzgado, como una paloma herida, queriendo volar, estaba
Dorita, ya una mujer hecha y derecha, fuerte y sabia, como siempre supe que
sería, a pesar de los martirios vividos, de los padecimientos más horrendos que
puede sufrir una niña que a golpes y vejaciones pudo sobrevivir y dejar salir
de su interior una mujer con todas las letras
Ahí
estaba, la miré, no solo con amor también con admiración y se lo transmití en
un abrazo sin palabras que dijo todo. La espera pareció eterna. En los pasillos
se escuchaban personas que discutían, otras que lloraban, de vaya a saber que
historias.Después de varias horas de espera, un empleado pronunció el apellido
de la familia de Dorita, entramos, mientras los testigos esperábamos en una
antesala vi pasar al detenido esposado, el padre de Dorita, hombre de estatura
normal, piel blanca, cabello renegrido, mirada fuerte que infundía temor, con
la cabeza alta como diciendo “no sé de qué me acusan”.
Después
de unos instantes ,los testigos ingresamos a la sala, no olvidaré jamás ese
momento.Cuando me llamaron a declarar, sentí ganas de gritar lo monstruoso de
ese ser, pero solo debí contestar las preguntas que se me hicieron, que solo
describieron en parte el daño y las heridas que ese degenerado le ocasionó a su
hija. Al finalizar la jornada, saludé y regresé a mi casa, porque ya era tarde
para regresar a la escuela.
Pasado
un tiempo me enteré, que si bien este hombre siguió preso un tiempo, salió en
libertad pues la madre de Dorita lo defendió, diciendo que los dichos de su
hija eran mentiras
Para
entonces, la vida de Dorita atravesaba un tiempo de paz junto a su pareja con
el que tuvo tres hijos, dos varones y una niña hermosa. Vivieron un tiempo en
una granja de los Hare Crishna. Vinieron a visitarme, se veían muy felices,
aunque pude intuir, en esa relación, algún tipo de sometimiento sobre Dorita
que parecía indicarle que decir o hacer. Me dije, espero equivocarme, lo veía
hasta parecido al padre de ella Luego de un tiempo perdí contacto
. Me enteré que habían dejado la religión y él
había entrado en la policía. Desde ese momento la vida de Dorita comenzó a
oscurecerse nuevamente, ya con tres hijos se quedó sola, tratando de
sobrevivir. Buscó trabajo para mantener a sus hijos y tratando de no volver con
sus padres
Después de veinte años pude contactarla para ver
que era de su vida. Me contó que tuvo otro hijo con otra pareja, pero que se
encontraba sola nuevamente, aunque este hombre la ayudaba económicamente con su
hijo. Su padre murió, ya hacía dos años y tanto ella como su hermana Catalina habían
vuelto al hogar materno
--¡Justicia divina!!—me salió del alma.—Sí--
dijo Dorita,-- el alcohol hizo justicia, lo llevó a la tumba hace dos años, mi
madre, tiene alucinaciones y por momentos lo llama
Sistema
de justicia humana, perverso, falso, insensato, que deja que estas historias
sucedan y avancen irremediablemente, llevándose en el camino seres débiles e
inocentes
Dorita,
fuerza, templanza, sobreviviente de un infierno inconmensurable
FIN