miércoles, 25 de octubre de 2023

Una noche en el potrero del Manza

 

Fue Luciano, quién gritó:

-¡GOL GANA!

Cuando Franco agarró la bocha y rumbeo para el arco, ya era tarde. Es decir, era una de esas tardes de verano en donde el sol está en el cielo, casi a punto de desaparecer por el oeste y en un rincón allá en lo alto, una luna medio transparente, aparece como pidiendo permiso.

Eso, lo de la luna,  lo vio Luciano, un pibito muy, muy blanco que siempre tenía algo raro para decir, pero que lo decía de una manera tan inocente que nadie le arrebataba una coma a sus dichos. También lo notó el gato de la Neli, la vecina que siempre estaba tomando mate en la galería mirando a la calle o a los pibes, que como, los amigos de Franco, jugaban a la pelota hasta esa hora. También lo notó un pájaro amarronado que se colocó justo sobre la rama del álamo que les servía como marcación del lateral en esa canchita al costado de la calle Ibáñez (por entonces Las Gaceta). El perro del Dientón también notó la luna, hasta le aulló medio triste porque los perros siempre saben algo más.

El arco de ellos, daba a la calle Ruíz Díaz, los del equipo de Franco atacaban para ese lado, justo en donde la luna se mostraba tímida.

El Dientón, le robo la pelota al Chueco, un habilidoso medio morfón de los monoblocs, el Gitano gritó “Tocá” y el Dientón se la dio. El ataque perfecto en los potreros no existe, o sí, siempre pasan tan fugaces que es complicado no advertir que algo bueno se está armando si no estás ahí como testigo presencial.

Entonces, el Gitano amagó a la izquierda, pero finalmente hizo la bocha para la derecha y Franco entró en acción. También vimos como la madre del Dientón se acercaba a la esquina de Santa Teresa y La Gaceta para gritarle a su hijo, que ya era hora de cenar. Sin embargo, los planes seguían al píe del cañón, Franco con la “Chimbomba” (diría algún relator de Play Estatión), avanzó marcando la ruta de la pequeña gloria, encarando, siempre encarando al arco rival.

Desde la posición de Luciano, el ángulo del arco formaba un marco que contenía a la pequeña luna que parecía sostenerse en la rama del álamo. Luciano siguió un poco por inercia la trepada de Franco hacia el arco rival.

Y fue justo cuando el gato maulló de nuevo, el perro ladró a una moto y que ese pájaro amarronado salió volando, que al fin Franco disparó la bocha.

Entonces, Luciano, que se quedó quieto, vio la pelota traspasar por una milésima de segundo la luz proyectada por el reflejo del sol sobre la luna. Esa misma que se enmarcaba dentro del ángulo del arco que no pudo proteger el arquero de los monoblocs. Fue ver pelota, luna, ángulo en un tándem tan mágico que no pudo evitar grabar esa imagen para sí.

Ahí, en ese festejo algo le dijo Luciano a Franco.

 

Neli, con su gato, únicos espectadores de la proeza, apretó el puño en secreto, el perro los siguió un tramo hasta perderse con ellos en la noche.

Apenas se les veían las caras cuando todos juntos se fueron en manada festejando la victoria.

La penumbra se comió la cancha, la fauna cambió de perros diurnos a perros nocturnos de pájaros amanecidos a pájaro ocultos por los árboles.

La luna finalmente iluminó al barrio.

Entonces, solitaria ya, en la noche,  doña Neli recordó para sí aquellas palabras que Luciano en el tumulto del festejo le dijo a Franco:

-Franco, le hiciste un golazo a la luna.


Uno que vio el golazo

sábado, 4 de febrero de 2023

Disputa entre familias

 Corria el año mil novecientos noventa, los días pasaban felices, los hijos ,la casa, mi esposo y la escuela. Todo llenaba mis días .

La juventud con fortaleza y convicciones,proyectos, sueños. Había logrado la vice dirección de una escuela a seis cuadras de mi hogar,objetivo cumplido

Atrás habían quedado años de desencuentros y sacrificio por encontrar un camino que me permitiera disfrutar de mis hijos y de la escuela, mis grandes amores

Todos los días se transformaban en especiales tanto en casa,con los avances y el crecimiento de mis hijos, cómo en la escuela con anécdotas increíbles,aquí va una de ellas 

Uno de los jóvenes muy activo en los recreos, en juegos muy ingeniosos en los que siempre se consideraba ganador y por supuesto creaba discusiones interminables con los otros participantes que terminaban por pelearse de manos con Carlos,el protagonista 

Es que Carlos creaba sus propias reglas,que porsupuesto los demás no entendían, pero les gustaba participar en estos juegos,muy divertidos por cierto,quizás con la esperanza de desestructurar el increíble plan del organizador y al fin vencerlo,sería "tocar el cielo con sus manos"

Eran estudiantes del último año de la escolaridad primaria,sus edades iban entre los doce y los catorce años,pues alguno de ellos permanecían más tiempo debido a no aprobar los contenidos mínimos para pasar al próximo nivel

Esa tarde fue inolvidable,tal es así que, pasados casi cuarenta años puedo recordarla cómo si fuese hoy, no precisamente por lo divertida,es más fue verdaderamente estresante


Todo transcurría normal,de repente...Unos gritos sobresaltaron la paz del recreo .Los maestros corrieron a intervenir rápidamente 

Todos,absolutamente todos los alumnos de los distintos sectores del patio y de diferentes edades se hallaban en una improvisada "tribuna"dando un espectáculo que se pudiera comparar con el más espectacular "Circo Romano" de la antigüedad

En el centro, Carlos y "Pitu" trenzados cuál gladiadores romanos, pero lo peor fue que se armaron bandos de jóvenes a favor de uno o del otro

Por suerte mi presencia calmó los ánimos,pero tuve que encerrar a Carlos en la dirección y tenerlo vigilado porque uno de los grupos de alumnos quería hacer"justicia por sus propias manos"

Todos los maestros en las aulas,nadie en los pasillos y menos en el patio

 La asistente social fue a buscar a los padres de Carlos, mientras tanto el joven  y yo conversamos sobre lo sucedido

 La ventana de la dirección daba a la calle y por ella pude ver cómo se aproximaban a la escuela muchas personas traían palos y elementos extraños

Pude comprobar que eran familiares de Carlos,por un lado y de "Pitu" por el otro que estaban decididos a iniciar una "batalla" en la puerta de la escuela

No pudiendo dejar a Carlos sin mi vigilancia con el objetivo de resguardar su integridad física, abrí un poco la puerta de la dirección y llamé al portero que se encontraba cerca y le pedí que llamara a la policía desde el teléfono que se encontraba en la otra oficina. De más está contarles que cuarenta años atrás no contábamos con celulares

Así fue como en diez minutos la policía intervino y pudimos comprobar que Carlos y Pitu pertenecían a familias que, no era la primera vez que tenían enfrentamientos en el barrio

Decidimos que uno de los dos jóvenes cambiará de escuela y así evitar futuros problemas

Esa tarde quedó en la memoria de todos






 

miércoles, 3 de agosto de 2022

El diario de Paola

 

Escribe y escribe tirada en su cama, llena de emociones y gesticulando, ella llena su diario con anécdotas y sentimientos, con todos sus hermosos conocimientos de la vida y sus pensamientos. El tiempo pasa pero ella no lo percibe salvo por la luz del sol que entra por la ventana cada vez más débil y perpendicular… la va siguiendo con su cuaderno, a la luz, su propio bolígrafo le hace sombra al escribir. Cada vez es más difícil. Al final, se rinde, suspira y se levanta de la cama camino a la puerta donde reside la clavija de la luz. Entonces el entorno se ilumina y un espejo que hay al lado de la puerta la refleja con más claridad, es blanca, como la harina, la leche o esos polvitos de talco que usan para el culito de los bebés. Su pelo pelirrojo destaca, pero no es intenso es un rojo chocolateado que combina con el castaño de sus ojos y en sus labios una expresión casi indescifrable… pero al pasar sus ojos por su imagen esboza una sonrisa y vuelve a la cama alegre a acabar su diario. En el escribe lo bien que lo ha pasado esa tarde, con Diego un chico moreno de pelo negro, ojos marrones y una sonrisa blanca y brillante que….

-          ¡Cariño, a poner la mesa! – dice desde otra estancia una voz.

-          ¡ Voy! – responde ella alzando la voz.

Y con un salto se incorpora, y camina hacia la cocina donde su madre hacía la  cena y una mesa vacía y solitaria esperaba ser montada por ella. Un mantel azul por allí, unos vasos por allá, hoy los platos blancos, y así una tras otra poniendo una mesa para dos.

-          Estás radiante. ¿Qué te pasa?

-          Nada mamá, te quiero mucho y soy feliz.

Y su madre le contestó con una sonrisa, eso era todo lo que quería oír.

Entre las dos acabaron de cocinar y se sentaron a cenar, pero se oye algo.

-          Cariño, han llamado a la puerta, ¿a estas horas?

-          No mamá, yo no he oído nada.

Pum, pum, pum se vuelve a oír.

-          ¡Ves! Iré a abrir. – dijo la madre extrañada.

-          No deja, iré yo, tú come tranquila. –

Y de un instante a otro estaba en frente a la puerta de la entrada. Confiada de que sería un vendedor ambulante abre la puerta y en frente a sí estaba Diego, ese chico que recién describía en su diario, tan alegre y divertido ¡con dos rosas amarillas! Ella no pudo reaccionar, se quedó boquiabierta frente a él pensando : ¿Cómo sabía su dirección?¿ Qué hacía allí? Y lo más importante¿ cuáles eran sus intenciones? Pues traía flores.

-          Hola Paola, ¿qué tal te encuentras? Se que nos vimos hoy pero…. – dijo dejándolo en el aire.

-          Ehhh….., bien?- contesta anonadada.

-          Perdona por no avisar, esta tarde olvidé preguntarte si vienes mañana al parque conmigo, y si.. ¿quieres ser mi amiga?-hace una pausa y continúa - ¡ Mira! Te traigo flores, ¡toma!

-          Gracias- dijo ella alargando la mano y tan contenta que no cabía en sí misma- ¡claro! Seremos amigos.

-          ¡Genial!- casi gritó nervioso-, se lo diré a Carlos- dijo casi para si-, te veo mañana en el parque -añadió mientras se retiraba.

Paola volvió a la mesa caminando muy despacio y con la mente en otra parte, casi como si fuera un robot en automático , y su madre le recordó que traía flores en la mano, sin sorprenderse pues había oído todo desde la cocina. Más bien estaba aguantando la risa por debajo de la nariz.

Ella vio las flores en sus manos y empezó a hablar sin parar, que si había que ponerlas en agua, que si había conocido un chico nuevo, que¿ porque le traería flores? Que sí, que son amarillas pero..¿ Se le lleva flores a las amigas? Etc. Ella hablaba y hablaba mientras daba vueltas con un jarrón en la mano y la madre reía por lo bajo pues le causaba gracia la situación.

Cuando acabaron de cenar la madre la vio tan entusiasmada que le dio permiso para retirarse sin lavar la loza y eso que ella no había dicho nada. Casi como si le leyera la mente.

La madre lavó los platos, los cubiertos y los vasos mientras se sumía en su juventud que fue hace tanto y tan poco, con añoranza y cariño pudiéndola comparar con la de su hija, por eso le daba la risa, pues así fue como se comportó con su primer amor.

Paola corrió a su cuarto a escribir eso que había sucedido y todas sus dudas en el diario. Pero no sin antes parar en el espejo para echar una visual a ver que tal estaba, y estaba radiante, bien peinada, por suerte y bien vestida, todo perfecto. Se deslizó hasta la cama y escribió hasta entrada la noche.

A la tarde siguiente fue al parque, charlaron de la tarde anterior, de cuando eran niños aún que no se conocían y al rato se unió Carlos el amigo de ambos, y jugaron, jugaron a juegos de palabras, a contar chistes, inventaron juegos y así pasó rápidamente la tarde y la semana y el mes y el año y se hicieron amigos para siempre. Y diréis… ¿Dónde está el problema?

Pues un día entre muchas cosas escritas y muchos dibujos adornando el diario de Paola, estaba escrito con letra bien bonita y legible, “lo amo “. Así es que ¿Qué debía hacer ella ahora?¿ Perder un amigo por un romance?¿ O quizá el romance fuera bien? , quizá acabarían casándose y Carlos iría a la boda, o… podría decirle que solo la ve como una amiga y ella no podría verlo más a la cara por la vergüenza de que Diego conociera sus sentimientos. Y así siguió escribiendo, día tras día y mes a mes, hasta que el “lo amo” quedó medio olvidado en medio de las páginas del diario de Paola.

Andy López

El escritor de la ventana

 

Él estaba cansado y seguía escribiendo, la inspiración asomaba en su mente de forma abrumadora, pero llevaba horas escribiendo y sus dedos se entumecían. Debía escoger entre su cuerpo y mente o su escrito, tan difícil decisión... Pues sus personajes ya tenían vida y no podía dejarlos tirados por vagancia. ¿Qué sería de ellos sin un final, sin un destino que alcanzar?

 

 Poco a poco el cansancio se traspasó a los personajes, la bruja dejó de hechizar y conjurar con pociones, el rey dejó de tener la voz dominante que le permitía dar órdenes, la princesa estaba demasiado cansada para amar a nadie y así iban cayendo uno tras otro hasta que todo el reino cayó en una distimia intensa.

 Entonces el escritor cayó rendido y se durmió...

Al despertar releyó su historia y no daba crédito a lo que había hecho, y pensó y pensó en cómo devolver la felicidad al reino... ¡no se le ocurría nada !.

-¡Un hechizo! Se le ocurrió, pero las brujas, las hadas y todos los seres mágicos no tenían poder suficiente para revertir aquello.

Entonces...¡ No se me ocurre nada!

Y se puso a ver por la ventana a ver si algo le inspiraba. Cuando una mujer pasó, pero no una mujer cualquiera, una de ojos profundos y pelo ondulado, castaño como una musa griega pero con otra vestimenta, algo se iluminó dentro de él y en el reino apareció un caramelo envuelto en el suelo.

Un niño que iba cabizbajo lo vio brillando en el suelo y lo cogió, se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja, pues en el reino casi no había dulces y fue corriendo a su casa a contarlo. Sus padres se alegraron también y decidieron compartirlo entre todos. Estaban tan alegres que decidieron ir a la plaza del reino a regalar flores a los que por allí pasaban y así poco a poco todos recogieron un poco de felicidad, unos ayudaban a otros, incluso daban obsequios sin motivo aparente solo por el placer de ver a otro sonreír.

Mientras tanto el escritor se había olvidado del problema viendo a la bella dama, y cuando reaccionó se le ocurrió como devolver la magia al reino, colaborarán todos por una vez en la vida para romper el maleficio y recuperar la felicidad. Porque todos habían perdido algo que querían recuperar. Así que se puso a escribir una historia sin final, en donde cada problema se podía solucionar.

 

Andy López

España

Amantes de escrituras

jueves, 14 de abril de 2022

 

EL HUÉSPED DE LA VEREDA

AUTORA: LUISA HADED

 

    Después de la partida de Ana, hace un año y medio, nada volvió a ser igual. Me adueñé de su habitación, así parece que está conmigo. Además jamás en mi vida tuve cuatro paredes para mí sola, es un lugar claro y pequeño, pintado de un rosa luminoso. Aún están sus cosas y me agrada mirarlas, las recorro con la mirada, sin entender su ausencia y cuando llego a su fotografía, sonrío y me nutro de su paz

   Sin duda lo más bello, es la ventana, sí, es que da al jardín, la hiedra se trepa armoniosamente y protege del sol del mediodía. Es muy agradable la brisa que deja entrar y envuelve todo, se suele escuchar un sonido casi musical de la gran mariposa metálica que habita entre mis plantas y hace girar raudamente sus alas al ritmo del viento, a veces me imagino que es Ana y un suspiro sale de mí.

   Desde que ocupo este dormitorio, escucho los ruidos de la calle. Mi barrio es bastante bullicioso y más aún por las noches. No sé porque siempre me toca vivir en una esquina. Mis vecinos, por más que viven en diagonal a mi casa, se juntan en mi vereda. Uno de ellos se llama Pablo, tiene veintitrés años, no trabaja ni estudia, se droga, consume alcohol y todo lo que consigue por ahí.

   Su familia es grande, varias tías, que lo criaron, o mejor dicho, lo malcriaron, porque su madre murió de sida cuando él era pequeño. Es un verdadero loquero esa gente., la cuestión que algunos mediodías se escuchan insultos horribles contra Pablo, echándolo a los gritos como si hubiera matado a alguien. A la tardecita ponen música a todo lo que da. Uno de los adolescentes, hijo de alguien, el albino, le dicen, se pone a vocalizar en forma estruendosa, nada melodiosa, por cierto

  Hace dos semanas que viene una chica jovencita, parece estar enamorada de Pablo, porque lo espera horas sentada en mi vereda, hasta que él aparece y se cruza, se apoyan en la verja horas y horas…, algunas noches se amanecen, sí, cuando los primeros rayos del sol me despiertan, los escucho conversar. Me resulta raro que la chica jamás se cruza a lo de Pablo, como si se lo tuviera prohibido.¿ Quién los entiende?...a veces se matan a insultos y botellazos y en algunos momentos se aman

    En fin, allá ellos con su vida, pero en su casa, no en mi vereda. Además, dejan botellas vacías de cerveza y toda clase de bebidas desparramadas en mi frente, ¡no hay derecho! . algunas veces escucho : “¡Eh, dónde vas!”…”A comprar a Parque”…”Tráeme uno”.. Estoy rodeada de muchachones que ni sé de que trabajan y pasan la mayor parte del día en la esquina, ni se les entienden las palabras arrastradas, inconclusas, pronunciación deforme producto del consumo, de vaya uno a saber que, paco, porro, cocaína…

   Siempre pensé que estas personas son muy sensibles, tal vez, demasiado para sobrellevar su propia existencia, no pueden aceptarse y recurren a la alienación, al bloqueo de su pensamiento, de su consciencia como defensa para seguir viviendo . Son seres humanos débiles, abandonados, que en algunos casos, tienen la providencia de un buen amor para salvarse y salir del pozo en el que han caído.

    Pablo tiene un hijo pequeño, que como es la tradición familiar, es criado por las tías, y ni se sabe de la madre. Pablo ama a su hijo y creo que es la razón de su existencia, muy dentro suyo debe desear tener un trabajo digno, un sueldo, pero no lo tiene, tampoco sé si lo busca..Hace un mes le ayudé a tramitar un subsidio del gobierno y pudo cobrarlo, así que está muy agradecido conmigo. Sí, ocupa mi vereda día y noche, sólo, con sus amigos, con su chica, fuma porro y el vaho entra por mi ventana, me fastidia bastante, pero bueno, pobre pibe, no hay oportunidades para jóvenes como él, solo espero que algún día, reaccione y pueda cambiar antes que la droga lo devore, por ahora lo banco en mi vereda.

  Pasaron ya tres meses, todo cambiò, ya Pablo no se sienta en mi vereda con su chica

Una mañana como tantas otras, varios patrulleros ocuparon la cuadra. Por la ventana pude ver que algo sucedìa en la casa de Pablo. Los gritos se escuchaban desde mi casa. De repente veo a Pablo esposado acompañado por dos policías. Los familiares de su chica desesperados lo querìan linchar, le había destrozado la cara

Entonces me dì cuenta de todo, claro mientras estaban en mi vereda, en la calle, todo iba bien, pero en cuanto estuvieron a solas en el cuarto de Pablo, màs droga o alcohol sucedió lo peor

La tìa de Pablo me comentó que lo llevaron a Tandil, seguramente volverá cambiado, lo que seguro no cambiarà es su entorno y la realidad que le ha tocado vivir

 

 

 

      

  TÍTULO: DORITA

 

 

      ¡Ay, la vida!. Caras y caretas. Verdad y mentira. Sonrisa y llanto…Cuantas veces pasamos por emociones distintas y cuantas veces ocultamos lo que verdaderamente sentimos, para mantener ese supuesto equilibrio o esa falsa felicidad en nuestras vidas

      Dorita, era una picarona niña de ocho años, muy bonita. Le gustaba traerme cartitas, diciéndome cuanto me quería, siempre buscaba llamar la atención, con travesuras inocentes Su padre había intentado regalármela varias veces, trayéndola a la escuela preparada, con un bolsito con sus pocas ropas.

---“Se la doy directora, yo no puedo mantenerla”---. ---¡Nooo cómo se le ocurre, por favor!—

           Después de ese cruce de palabras inesperadas, el hombre se retiraba cabizbajo y sin saludar, la pequeña corría a refugiarse en mis brazos apoyando su rostro en mi regazo, como buscando alivio, protección.

      Una tarde ,como tantas otras, recorrí las aulas repartiendo guardapolvos .Las familias que enviaban los niños a esa escuela eran muy pobres, carecían de todo para vivir sanamente, los hogares muy precarios, no contaban con elementos imprescindibles, como agua y en algunos casos ni electricidad .Comencé por primer grado, al llegar a segundo  pregunté---¿Quién no recibió guardapolvo aún? –Se escuchó la voz de Dorita diciendo:--“¡A mí, señorita!, ¡A mí no me dio!”----¡Ay Dorita ya va el tercer guardapolvo que te doy este año!--

          “--¡-Bueno, dire, a mí me los comen las ratas!”—La espontaneidad de Dorita produjo un estallido de risas en el aula, que cesó con mi llamado de atención .¡ Caramba! Cuantas veces les debo decir que no deben burlarse de los compañeros. Entregué los guardapolvos y me retiré del salón

         Al finalizar el turno, vino la mamá de Dorita a buscarla. Hablé unos minutos con ella y en forma lo más amable posible, le sugerí que tratara en lo posible de mejorar la higiene personal de Dorita, pues sus compañeritos la hacían a un lado en los juegos. La señora , dijo entonces:---“Mire dire, si usted quiere que Dorita venga más limpia , me va a tener que comprar jabón o darme plata para comprar-“—Entonces y como de costumbre colaboré con lo que la señora me pedía.

     Ese año Dorita aprobó su segundo grado, era una niña muy inteligente en todas las áreas del aprendizaje. Su situación familiar, en lugar de mejorar, fue empeorando a medida que Dorita crecía

      Un padre alcohólico, y violento, una madre analfabeta y muy pobre culturalmente hablando ´,hacían de la vida de Dorita un verdadero infierno. Tanto para la niña, como para Ariel su hermano tres años mayor que ella, la escuela era el mejor refugio. Venían contentos al comedor todos los días y luego se quedaban en el grado. Todo el equipo docente sentía un afecto especial, por Dorita y Ariel. El turno se llenaba de una dinámica diferente con la presencia de Dorita, era muy picarona y extrovertida, sus travesuras nos hacían renegar pero a la vez, nos divertían. Todo tenían un clima especial.

       Una tarde, la maestra de Dorita, me cuenta que la niña tenía marcas en sus piernas y en la cara y que podían haber sido hechas por el padre. Enseguida la llamé y conversé a solas con ella.-- ¿Dime, que pasó, quién te hizo eso?. Cuéntame , te ayudaré--. Sus grandes y expresivos ojos miraban para otro lado, no podían mirarme directamente. Después de un silencio casi bullicioso, la niña, en un tono muy bajo, dijo:-“-Me caí del árbol dire”—

      Esa tarde envíe una citación, tenía que hablar con los padres, también puse a trabajar al equipo orientador en el caso. Los padres no asistieron , pero lo peor que Dorita tampoco vino a la escuela. Al día siguiente la asistente social visitó el hogar de la niña. Golpeó varias veces las manos pero nadie salió, al regresar a la escuela me informó los detalles de la visita.” La casa queda cerca, dos o tres cuadras, es una “tapera”, apenas golpeé las manos salieron cinco perros feroces, pensé que me atacarían, de no ser por el alambrado. Sin ningún resultado positivo opté por regresar--.” Le soy sincera, no me sentí cómoda en esta visita, no veía el momento volver”--

        Pasaron los días y Dorita no se presentó a clase. No podía mandar nuevamente a la asistente social, así que decidí ir personalmente. Estaba acostumbrada a recorrer el barrio, conocía a los vecinos y ellos me conocían y me apreciaban. Registré mi salida y me dirigí al domicilio de Dorita, en el camino me saludaban los chicos del otro turno:”…Chau dire..”

      Llegué enseguida, golpeé con todas mis fuerzas, los primeros en salir fueron los perros hambrientos y al rato la mamá:--“Buenas maestra, Dorita no fue estos días porque estuvo muy resfriada”—

--“ Bueno, nos preocupamos, porque la última vez vino muy golpeada”—-

--“ Es que esa piba no se queda quieta, es terrible---“-

      Al día siguiente, tal cual prometió la madre, Dorita vino a la escuela. El equipo orientador aprovechó para trabajar con ella. Mediante juegos y dibujos lograron descubrir el verdadero drama, Dorita era abusada y golpeada por su padre.

      Después de varias entrevistas con la madre y gestiones en el juzgado de menores, llegó el momento de derivarla a un hogar. Esto no fue fácil, es más, fue imposible, ya que la niña no quería dejar a sus padres. Así pasaron los años. Un día, directamente lo denuncié con el comisario.—“Mire oficial, esta es una historia que se repite, este hombre castiga brutalmente a su hija, hemos agotado todos los recursos y el maltrato no cesa, la madre de la niña miente protegiendo a ese salvaje. La niña está atemorizada y amenazada,  le pido que aunque sea lleve al padre de Dorita a la comisaría y le pegue un buen susto”—

 El padre estuvo un día detenido y se calmó,  por un tiempo muy corto. Era un hombre violento, como el mismo se decía. Una tarde a la salida de la escuela, ahí estaba, esperando a sus hijos, aparentemente sobrio, entonces aproveché para dirigirle unas palabras :---“Buenas tardes Don Gomez, ¿ cómo anda?, dígame una cosa, ¿cuándo va a dejar de pegarle a sus hijos?—¡Sí sí, así como lo escuchan, así me salió del alma!—La respuesta, fue contundente, sin titubeos:---Usted ya sabe directora, yo soy un hombre violento—

Para ese entonces, ya venía a la escuela, Catalina, seis años menor que Dorita y Edi, el hermano menor

Para Edi, necesitaría un capítulo aparte, por su forma de vivir, en parte por como fue educado o tal vez por alguna deficiencia , debida a los golpes que recibió desde que estaba en la panza

     Cuando empezó a venir a la escuela, su comportamiento nos asombraba día a día, no podíamos hacerle entender que no debía comer del cesto de basura, pero se entretenía comiendo restos de golosinas que los otros niños tiraban. Además, se arrastraba por el suelo como un perrito, costaba mucho que estuviera sentado como los otros chicos. Sus manos percudidas, como las de una persona mayor obrera de la construcción o del campo, no podían escribir en el cuaderno sin hacer manchones de grasa o vaya a saber que sustancias extrañas.

     La maestra debía lavarle la cara y las manos para poder realizar un mínimo avance en su educación. Edi, después de esa higiene se sentía mejor. Sus cabellos rubios, jamás peinados y sucios, no tenían arreglo. De todas formas, al pasar el tiempo, fui viendo algunos intentos de parecerse a un ser humano. Así, entre las burlas de sus compañeros, que Edi parecía no registrar en lo más mínimo, el muchachito fue creciendo

     Su rendimiento escolar era imposible de evaluar, debido a su pésima conducta. Peleaba todo el tiempo a golpes, era su forma de comunicarse. Lo peor comenzó cuando los más grandes, empezaron a darle alcohol para divertirse con el comportamiento de Edi

    Los padres no se ocupaban de él, y por más trabajo que hizo el equipo orientador fue imposible escolarizar a Edi, criado como un perrito más, de los que habitaban ese hogar.

   Llegó a cuarto grado, pudo aprender a leer, escribir y nada más. Luego, ya a sus quince años, entregado al alcohol y las drogas, comenzó a delinquir. Unos años más tarde, me enteré de su fallecimiento. Lo asesinaron, no pude averiguar como. Así, efímera fue la vida de Edi, el hermano menor de Dorita.

   Al poco tiempo murió Ariel, el hermano más grande, lo conocí poco. Fue un niño muy callado de perfil bajo, jamás trajo problemas de conducta, terminó la primaria sin inconvenientes y no supe como siguió su corta vida

 Siempre pensé que Dorita era lo más rescatable de esa familia. Muy consciente  de lo que pasaba, no sabía como pedir ayuda. Creo que amaba a sus hermanos y a su madre a pesar de todo. Seguramente al llamar la atención con sus travesuras buscaba auxilio.Terminó sus primaria y dejé de verla por un tiempo

  Una tarde mientras despedía a los alumnos, la encuentro en la vereda de la escuela, se acercó a darme un caluroso saludo. En su abrazo pude sentir amor, agradecimiento, pero también angustia y desesperación,---¿Puedo hablarle dire?--- Sí, por supuesto, contesté presintiendo el tema de la charla. Por primera vez en tantos años, la noté cansada y con firmes deseos de hacer algo, para cambiar por lo menos en parte, el infierno que la rodeaba desde que nació.

  Pudo contar sinceramente su padecimiento. Un padre que la violó desde pequeña, le pegó cadenazos y cintazos cuando trataba de escapar, mientras su madre se hacía la que no veía ni oía. Una vida signada por el horror y el sufrimiento, y lo peor por el ocultamiento ante los demás por miedo a que la maten

  Dorita, agradezco a Dios que te hayas decidido a  contarme todo y  pedir ayuda. Lo primero que tienes que hacer es denunciarlo, valor Dorita, estoy para ayudarte. Cuéntame cómo te decidiste.

 -- Estoy en pareja con un muchacho muy bueno, que me comprende, por eso me decidí. Tengo secuelas de todo lo que soporté, me es muy difícil la vida en pareja y tuve que contarle para que entienda—Necesito saber si puedo contar con usted por si me piden un testigo—

  --Por supuesto, eres como una hija para mí--, así terminó esa conversación, pero nos seguimos viendo, ya que Dorita vivía en el barrio, así que o yo iba a verla o ella venía a casa

    Y llegó el día del juicio y por consiguiente la citación , para que compareciera como testigo en la causa que valientemente Dorita, le había iniciado a su padre por violación, castigos y privación de la libertad. Ahí estuve, tal cual se lo había prometido, fue una jornada para recordar entre las más tristes y estresantes en la vida de una persona. Si bien, no fue la primera vez que salí de testigo en alguna causa , ésta me tocaba profundamente mis emociones, por haber vivido la historia de Dorita paso a paso, haber visto sus sufrimientos con impotencia ,sin poder hacer nada que terminara con su calvario

   Ahí, en uno de los pasillos del juzgado, como una paloma herida, queriendo volar, estaba Dorita, ya una mujer hecha y derecha, fuerte y sabia, como siempre supe que sería, a pesar de los martirios vividos, de los padecimientos más horrendos que puede sufrir una niña que a golpes y vejaciones pudo sobrevivir y dejar salir de su interior una mujer con todas las letras

  Ahí estaba, la miré, no solo con amor también con admiración y se lo transmití en un abrazo sin palabras que dijo todo. La espera pareció eterna. En los pasillos se escuchaban personas que discutían, otras que lloraban, de vaya a saber que historias.Después de varias horas de espera, un empleado pronunció el apellido de la familia de Dorita, entramos, mientras los testigos esperábamos en una antesala vi pasar al detenido esposado, el padre de Dorita, hombre de estatura normal, piel blanca, cabello renegrido, mirada fuerte que infundía temor, con la cabeza alta como diciendo “no sé de qué me acusan”.

    Después de unos instantes ,los testigos ingresamos a la sala, no olvidaré jamás ese momento.Cuando me llamaron a declarar, sentí ganas de gritar lo monstruoso de ese ser, pero solo debí contestar las preguntas que se me hicieron, que solo describieron en parte el daño y las heridas que ese degenerado le ocasionó a su hija. Al finalizar la jornada, saludé y regresé a mi casa, porque ya era tarde para regresar a la escuela.

    Pasado un tiempo me enteré, que si bien este hombre siguió preso un tiempo, salió en libertad pues la madre de Dorita lo defendió, diciendo que los dichos de su hija eran mentiras

    Para entonces, la vida de Dorita atravesaba un tiempo de paz junto a su pareja con el que tuvo tres hijos, dos varones y una niña hermosa. Vivieron un tiempo en una granja de los Hare Crishna. Vinieron a visitarme, se veían muy felices, aunque pude intuir, en esa relación, algún tipo de sometimiento sobre Dorita que parecía indicarle que decir o hacer. Me dije, espero equivocarme, lo veía hasta parecido al padre de ella Luego de un tiempo perdí contacto

. Me enteré que habían dejado la religión y él había entrado en la policía. Desde ese momento la vida de Dorita comenzó a oscurecerse nuevamente, ya con tres hijos se quedó sola, tratando de sobrevivir. Buscó trabajo para mantener a sus hijos y tratando de no volver con sus padres

Después de veinte años pude contactarla para ver que era de su vida. Me contó que tuvo otro hijo con otra pareja, pero que se encontraba sola nuevamente, aunque este hombre la ayudaba económicamente con su hijo. Su padre murió, ya hacía dos años y tanto ella como su hermana Catalina habían vuelto al hogar materno

--¡Justicia divina!!—me salió del alma.—Sí-- dijo Dorita,-- el alcohol hizo justicia, lo llevó a la tumba hace dos años, mi madre, tiene alucinaciones y por momentos lo llama

  Sistema de justicia humana, perverso, falso, insensato, que deja que estas historias sucedan y avancen irremediablemente, llevándose en el camino seres débiles e inocentes

  Dorita, fuerza, templanza, sobreviviente de un infierno inconmensurable

                            

                  FIN

 

EL INDIO

 EL INDIO


     Al salir de casa esa mañana, mientras caminaba las cinco cuadras para llegar a mi nueva escuela, pasaban por mi mente los trajines de años anteriores , con mis niñas a cuesta hasta dejarlas en el jardín a Mercedes y ubicando a Marina en mi misma escuela. Así al mediodía podíamos almorzar juntas y quedarnos para el otro turno. Éramos felices las tres, a pesar del mucho esfuerzo que significaba para mí

   Pero eso había quedado atrás, el trabajo de tantos años había tenido la recompensa de haber titularizado en una escuela a cinco cuadras de mi casa, tocaba el cielo con las manos.

Al llegar, la emoción me llenó el alma, algo me decía que tenía en ese lugar una misión, que no se refería solamente a impartir conocimiento. Me encontré con una manzana totalmente desierta y como gritando aquí estoy, una escuelita hermosa, de construcción nueva, del “plan Sarmiento”.

 Me recibió la directora,Jovita, inmediatamente pasé a la reunión de personal en la que se impartieron directivas de trabajo luego de presentarnos

   Después de tres años, de mi regreso de Tandil, después de un año de traslado por “unidad familiar”me encontré con la sorpresa que la directora se había jubilado y para mi mayor asombro, mis compañeros me eligieron por consenso para cubrir el cargo. Comencé como vicedirectora junto a Mónica, una extraordinaria compañera de la cual aprendí mucho

   Esos años fueron especiales, empecé a conocer profundamente a la comunidad, a través del “Club de madres” y también de la “comisión de mujeres del barrio” a la que, muy gentilmente me habían invitado a participar

    Después de un año tomé el cargo de directora. De todas las familias, sobresalía una, los Cáceres, Carlitos y Romina eran niños tranquilos, buenos compañeros y muy inteligentes. El señor Cáceres, siempre atento a las necesidades de la escuela, muy colaborador, hacía donaciones importantes. En una ocasión compró un equipo de audio para los actos escolares. El gesto nos llenó de alegría a todos. Ayudaba en los proyectos para mejorar la escuela y el barrio.

  Ya habían pasado cinco años de mi primer día en la escuela y me daba satisfacción ver el cambio. En la manzana desierta ya se había construido el jardín de infantes, fruto del proyecto que elevamos. Además, la “Comisión de mujeres del barrio”había concretado el proyecto de la Salita de primeros auxilios que funcionaba del otro lado. El resto de la manzana se había acondicionado para cancha de fútbol que tenía gran actividad, campeonatos y eventos. Con lo recaudado se compraban las camisetas y se pagaba a un vecino para el mantenimiento del campo de juego. También se construyeron baños y vestuarios

  No recuerdo como, llegaron a mis oídos comentarios sobre el señor Cáceres, nuestro benefactor. Así fue que me enteré que los vecinos le decían “el indio”y que todas las noches visitaban el kiosco personas desconocidas en lujosos autos. Era un desfile de personas a pie y en vehículos que paraban en el kiosco de la familia Cáceres, supuestamente a “comprar”. No me dediqué a averiguar y seguí con mis actividades. Me limité a observar el comportamiento de Romina y de Carlitos, sin notar signos de alerta. Los proyectos de la comunidad iban cada vez mejor, se había alambrado toda la manzana, tanto la salita, como el jardín, habían cubierto muchas necesidades de las familias

    Una mañana, el barrio despertó con la terrible noticia del allanamiento del domicilio de la familia Cáceres, y “el indio” preso. Carlitos y Romina no vinieron a clase por varios días. En la escuela tratábamos de no tocar el tema

    Después de casi un mes, los niños volvieron de la mano de su mamá. En esos días me llegó una citación judicial para presentarme como testigo en el caso de Cáceres por venta ilegal de drogas. Acostumbrada a esos menesteres por otras situaciones de alumnos, concurrí. Esta situación fue muy particular. La mamá de los niños me invitó a viajar con ella y así lo hice. Durante el viaje, hablamos muy poco, la señora estaba triste y callada y yo no quise hablar del tema

  Pensar que en estos años me había contactado con organizaciones de salud para la prevención de las adicciones, habíamos organizado charlas para padres y alumnos. También teníamos alumnos internados en granjas de recuperación y acompañábamos a las familias dándoles aliento y esperanza. Pero esto era diferente. ¿Qué iba a decir?, en realidad, no sabía mucho sobre los Cáceres, solo lo que se relacionase con la escuela y nada más.

   Fue un día agotador, la espera fue larga. A eso de las cinco de la tarde entramos al recinto. Después de unos minutos me llamaron a declarar. Las preguntas fueron pocas, claras y precisas, basadas en el cumplimiento, comportamiento y rendimiento escolar de Romina y Carlitos, así que contesté sin inconvenientes. Ese día, regresé a casa muy tarde, ya había terminado el horario de trabajo. Después de unos meses, ya finalizadas las clases, me enteré que el señor Cáceres ya estaba en su hogar y que, por suerte, no había vuelto a esas actividades ilegales

  Carlitos y Romina ya no volvieron a la escuela, pues se habìan mudado a otra provincia con su madre

   En el barrio se siguiò hablando del señor Càceres,como "El indio"

Una noche en el potrero del Manza

  Fue Luciano, quién gritó: -¡GOL GANA! Cuando Franco agarró la bocha y rumbeo para el arco, ya era tarde. Es decir, era una de esas tar...