Él estaba cansado y seguía escribiendo, la
inspiración asomaba en su mente de forma abrumadora, pero llevaba horas
escribiendo y sus dedos se entumecían. Debía escoger entre su cuerpo y mente o
su escrito, tan difícil decisión... Pues sus personajes ya tenían vida y no
podía dejarlos tirados por vagancia. ¿Qué sería de ellos sin un final, sin un
destino que alcanzar?
Poco a
poco el cansancio se traspasó a los personajes, la bruja dejó de hechizar y
conjurar con pociones, el rey dejó de tener la voz dominante que le permitía
dar órdenes, la princesa estaba demasiado cansada para amar a nadie y así iban
cayendo uno tras otro hasta que todo el reino cayó en una distimia intensa.
Entonces el escritor cayó rendido y se
durmió...
Al despertar releyó su historia y no daba
crédito a lo que había hecho, y pensó y pensó en cómo devolver la felicidad al
reino... ¡no se le ocurría nada !.
-¡Un hechizo! Se le ocurrió, pero las brujas,
las hadas y todos los seres mágicos no tenían poder suficiente para revertir
aquello.
Entonces...¡ No se me ocurre nada!
Y se puso a ver por la ventana a ver si algo
le inspiraba. Cuando una mujer pasó, pero no una mujer cualquiera, una de ojos
profundos y pelo ondulado, castaño como una musa griega pero con otra
vestimenta, algo se iluminó dentro de él y en el reino apareció un caramelo
envuelto en el suelo.
Un niño que iba cabizbajo lo vio brillando en
el suelo y lo cogió, se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja, pues en el
reino casi no había dulces y fue corriendo a su casa a contarlo. Sus padres se
alegraron también y decidieron compartirlo entre todos. Estaban tan alegres que
decidieron ir a la plaza del reino a regalar flores a los que por allí pasaban
y así poco a poco todos recogieron un poco de felicidad, unos ayudaban a otros,
incluso daban obsequios sin motivo aparente solo por el placer de ver a otro
sonreír.
Mientras tanto el escritor se había olvidado
del problema viendo a la bella dama, y cuando reaccionó se le ocurrió como
devolver la magia al reino, colaborarán todos por una vez en la vida para
romper el maleficio y recuperar la felicidad. Porque todos habían perdido algo
que querían recuperar. Así que se puso a escribir una historia sin final, en
donde cada problema se podía solucionar.
Andy López
España
Amantes de escrituras
Gracias chicas
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