jueves, 14 de abril de 2022

 

EL HUÉSPED DE LA VEREDA

AUTORA: LUISA HADED

 

    Después de la partida de Ana, hace un año y medio, nada volvió a ser igual. Me adueñé de su habitación, así parece que está conmigo. Además jamás en mi vida tuve cuatro paredes para mí sola, es un lugar claro y pequeño, pintado de un rosa luminoso. Aún están sus cosas y me agrada mirarlas, las recorro con la mirada, sin entender su ausencia y cuando llego a su fotografía, sonrío y me nutro de su paz

   Sin duda lo más bello, es la ventana, sí, es que da al jardín, la hiedra se trepa armoniosamente y protege del sol del mediodía. Es muy agradable la brisa que deja entrar y envuelve todo, se suele escuchar un sonido casi musical de la gran mariposa metálica que habita entre mis plantas y hace girar raudamente sus alas al ritmo del viento, a veces me imagino que es Ana y un suspiro sale de mí.

   Desde que ocupo este dormitorio, escucho los ruidos de la calle. Mi barrio es bastante bullicioso y más aún por las noches. No sé porque siempre me toca vivir en una esquina. Mis vecinos, por más que viven en diagonal a mi casa, se juntan en mi vereda. Uno de ellos se llama Pablo, tiene veintitrés años, no trabaja ni estudia, se droga, consume alcohol y todo lo que consigue por ahí.

   Su familia es grande, varias tías, que lo criaron, o mejor dicho, lo malcriaron, porque su madre murió de sida cuando él era pequeño. Es un verdadero loquero esa gente., la cuestión que algunos mediodías se escuchan insultos horribles contra Pablo, echándolo a los gritos como si hubiera matado a alguien. A la tardecita ponen música a todo lo que da. Uno de los adolescentes, hijo de alguien, el albino, le dicen, se pone a vocalizar en forma estruendosa, nada melodiosa, por cierto

  Hace dos semanas que viene una chica jovencita, parece estar enamorada de Pablo, porque lo espera horas sentada en mi vereda, hasta que él aparece y se cruza, se apoyan en la verja horas y horas…, algunas noches se amanecen, sí, cuando los primeros rayos del sol me despiertan, los escucho conversar. Me resulta raro que la chica jamás se cruza a lo de Pablo, como si se lo tuviera prohibido.¿ Quién los entiende?...a veces se matan a insultos y botellazos y en algunos momentos se aman

    En fin, allá ellos con su vida, pero en su casa, no en mi vereda. Además, dejan botellas vacías de cerveza y toda clase de bebidas desparramadas en mi frente, ¡no hay derecho! . algunas veces escucho : “¡Eh, dónde vas!”…”A comprar a Parque”…”Tráeme uno”.. Estoy rodeada de muchachones que ni sé de que trabajan y pasan la mayor parte del día en la esquina, ni se les entienden las palabras arrastradas, inconclusas, pronunciación deforme producto del consumo, de vaya uno a saber que, paco, porro, cocaína…

   Siempre pensé que estas personas son muy sensibles, tal vez, demasiado para sobrellevar su propia existencia, no pueden aceptarse y recurren a la alienación, al bloqueo de su pensamiento, de su consciencia como defensa para seguir viviendo . Son seres humanos débiles, abandonados, que en algunos casos, tienen la providencia de un buen amor para salvarse y salir del pozo en el que han caído.

    Pablo tiene un hijo pequeño, que como es la tradición familiar, es criado por las tías, y ni se sabe de la madre. Pablo ama a su hijo y creo que es la razón de su existencia, muy dentro suyo debe desear tener un trabajo digno, un sueldo, pero no lo tiene, tampoco sé si lo busca..Hace un mes le ayudé a tramitar un subsidio del gobierno y pudo cobrarlo, así que está muy agradecido conmigo. Sí, ocupa mi vereda día y noche, sólo, con sus amigos, con su chica, fuma porro y el vaho entra por mi ventana, me fastidia bastante, pero bueno, pobre pibe, no hay oportunidades para jóvenes como él, solo espero que algún día, reaccione y pueda cambiar antes que la droga lo devore, por ahora lo banco en mi vereda.

  Pasaron ya tres meses, todo cambiò, ya Pablo no se sienta en mi vereda con su chica

Una mañana como tantas otras, varios patrulleros ocuparon la cuadra. Por la ventana pude ver que algo sucedìa en la casa de Pablo. Los gritos se escuchaban desde mi casa. De repente veo a Pablo esposado acompañado por dos policías. Los familiares de su chica desesperados lo querìan linchar, le había destrozado la cara

Entonces me dì cuenta de todo, claro mientras estaban en mi vereda, en la calle, todo iba bien, pero en cuanto estuvieron a solas en el cuarto de Pablo, màs droga o alcohol sucedió lo peor

La tìa de Pablo me comentó que lo llevaron a Tandil, seguramente volverá cambiado, lo que seguro no cambiarà es su entorno y la realidad que le ha tocado vivir

 

 

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