sábado, 2 de abril de 2022

     COSIENDO SUEÑOS

Cuento

Autora: LUISA HADED

  

    Todas las mañanas bajaba por el camino de piedras rodeado de bellas flores, acompañada por pájaros y algunas ardillas picaronas que aparecían y  desaparecían entre las rocas

    Al llegar al arroyo, descansaba sentada a la orilla, deleitándose con el correr del agua cristalina y sonora, mientras las ardillas juguetonas espiaban entre los juncos; el picaflor se deslizaba con su rítmica danza y las mariposas revoloteaban sin cesar. Luego, cargaba el cántaro con agua fresca sobre su cabeza y regresaba cantando

   Después de los quehaceres, llegaba el momento preferido, la costura. Confeccionaba sus vestidos y los de toda su familia, pasaba horas cosiendo

  Ese día fue diferente, algo inesperado sucedió. Al llegar a su hogar, entre risas y cantos se encontró con una desagradable sorpresa .¡Su máquina, su adorada máquina de coser, herencia de su abuela, no estaba!. Dio mil vueltas sobre sí misma, en una extraña danza desesperada. No podía entender lo sucedido. Sin consuelo se largó a llorar.¡¿Cómo realizaría los vestidos prometidos a sus hermanas?!

  Buscó entre sus cosas los más bellos hilos y agujas y comenzó a hilvanar trajes con todo su amor, pensando :  -¿Los terminaré?--

  En un momento, sintió que el placer por la costura se transformaba en algo especial. Todo cambió de color, su entorno embelleció milagrosamente. Diminutas personitas aladas vinieron en su ayuda, comenzaron a trabajar velozmente, envueltas en una extraña melodía que parecía venir del más allá.

  Nuestra jovencita, en lugar de sorprenderse, siguió la tarea entrelazándose con las bellas princesitas aladas, como si las conociera de toda la vida

Las telas, encajes, organzas  y puntillas de mil colores bailaban al compás. Así crearon vestidos increíbles, extraordinariamente bellos

De repente, se sintió descansar sobre una nube blanca y suave, abrió sus ojos, miró a su alrededor y se asomó a la ventana del cuarto. Pudo ver un día espléndido, las golondrinas se posaban sobre el rosal y cantaban.

Se desperezó…caminó por la casa y vio sobre la máquina de coser los bellos vestidos



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Una noche en el potrero del Manza

  Fue Luciano, quién gritó: -¡GOL GANA! Cuando Franco agarró la bocha y rumbeo para el arco, ya era tarde. Es decir, era una de esas tar...