Corria el año mil novecientos noventa, los días pasaban felices, los hijos ,la casa, mi esposo y la escuela. Todo llenaba mis días .
La juventud con fortaleza y convicciones,proyectos, sueños. Había logrado la vice dirección de una escuela a seis cuadras de mi hogar,objetivo cumplido
Atrás habían quedado años de desencuentros y sacrificio por encontrar un camino que me permitiera disfrutar de mis hijos y de la escuela, mis grandes amores
Todos los días se transformaban en especiales tanto en casa,con los avances y el crecimiento de mis hijos, cómo en la escuela con anécdotas increíbles,aquí va una de ellas
Uno de los jóvenes muy activo en los recreos, en juegos muy ingeniosos en los que siempre se consideraba ganador y por supuesto creaba discusiones interminables con los otros participantes que terminaban por pelearse de manos con Carlos,el protagonista
Es que Carlos creaba sus propias reglas,que porsupuesto los demás no entendían, pero les gustaba participar en estos juegos,muy divertidos por cierto,quizás con la esperanza de desestructurar el increíble plan del organizador y al fin vencerlo,sería "tocar el cielo con sus manos"
Eran estudiantes del último año de la escolaridad primaria,sus edades iban entre los doce y los catorce años,pues alguno de ellos permanecían más tiempo debido a no aprobar los contenidos mínimos para pasar al próximo nivel
Esa tarde fue inolvidable,tal es así que, pasados casi cuarenta años puedo recordarla cómo si fuese hoy, no precisamente por lo divertida,es más fue verdaderamente estresante
Todo transcurría normal,de repente...Unos gritos sobresaltaron la paz del recreo .Los maestros corrieron a intervenir rápidamente
Todos,absolutamente todos los alumnos de los distintos sectores del patio y de diferentes edades se hallaban en una improvisada "tribuna"dando un espectáculo que se pudiera comparar con el más espectacular "Circo Romano" de la antigüedad
En el centro, Carlos y "Pitu" trenzados cuál gladiadores romanos, pero lo peor fue que se armaron bandos de jóvenes a favor de uno o del otro
Por suerte mi presencia calmó los ánimos,pero tuve que encerrar a Carlos en la dirección y tenerlo vigilado porque uno de los grupos de alumnos quería hacer"justicia por sus propias manos"
Todos los maestros en las aulas,nadie en los pasillos y menos en el patio
La asistente social fue a buscar a los padres de Carlos, mientras tanto el joven y yo conversamos sobre lo sucedido
La ventana de la dirección daba a la calle y por ella pude ver cómo se aproximaban a la escuela muchas personas traían palos y elementos extraños
Pude comprobar que eran familiares de Carlos,por un lado y de "Pitu" por el otro que estaban decididos a iniciar una "batalla" en la puerta de la escuela
No pudiendo dejar a Carlos sin mi vigilancia con el objetivo de resguardar su integridad física, abrí un poco la puerta de la dirección y llamé al portero que se encontraba cerca y le pedí que llamara a la policía desde el teléfono que se encontraba en la otra oficina. De más está contarles que cuarenta años atrás no contábamos con celulares
Así fue como en diez minutos la policía intervino y pudimos comprobar que Carlos y Pitu pertenecían a familias que, no era la primera vez que tenían enfrentamientos en el barrio
Decidimos que uno de los dos jóvenes cambiará de escuela y así evitar futuros problemas
Esa tarde quedó en la memoria de todos